Realidades.-El hallazgo tiene implicaciones para el control de graves patógenos transmitidos por el suelo, como la enfermedad de Panamá, o » Tropical Race 4″, que lleva más de 30 años destruyendo las plantaciones de plátanos.

La reciente aceleración de la propagación de la enfermedad de Panamá, o » Tropical Race 4″ ha hecho temer una escasez mundial de plátanos.
Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge encontró una forma novedosa de combatir la «enfermedad Panamá» que está afectando a los cultivos mundiales de banana, y que consiste en combinar dos especies de esta planta, según un artículo que publica la revista Nature.
La banana es el cuarto cultivo alimenticio mundial después del trigo, el arroz y el maíz en términos de producción y entre los mayores exportadores de la fruta se cuentan Ecuador, Colombia, Costa Rica y Guatemala.
El 99 % de las bananas que se venden globalmente es del tipo llamado Cavendish, que es susceptible a un hongo letal denominado Tropical Race 4 o «enfermedad Panamá», que ha estado propagándose por más de tres décadas y que, si no se contiene, podría arruinar esta industria valorada en unos 25.000 millones de dólares anuales.
Procedimiento «imposible»
Debido a que las bananas son plantas sin semillas, la técnica utilizada por los científicos ha sido el injerto del brote de una planta en la raíz de otra, para que sigan creciendo juntas como una sola.
Este procedimiento se consideraba imposible, pero el equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, descubrió que los tejidos de raíz y brote tomados de las semillas de pastos monocotiledóneos –que representan sus etapas embrionarias más tempranas–, se fusionan eficientemente.

En específico, se creía imposible injertar plantas parecidas a las gramíneas del grupo conocido como monocotiledóneas porque carecen de un tipo de tejido específico, llamado cambium vascular, en su tallo.
«Hemos conseguido algo que todo el mundo decía que era imposible. El injerto de tejido embrionario tiene un potencial real en toda una serie de especies similares a la hierba. Hemos comprobado que incluso las especies más lejanas, separadas por un largo periodo de tiempo evolutivo, son compatibles con el injerto», afirma el profesor Julian Hibberd, del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge, autor principal del informe.
Fuente: dw.com