Este año habrá dos sillas vacías en una mesa de Navidad. Lo que debía ser el final feliz de unas vacaciones en el Caribe y el reencuentro familiar, terminó convertido en una escena desgarradora sobre el asfalto de la carretera federal. Una pareja de turistas, de nacionalidad francesa, hombre y mujer, que viajaba rumbo al Aeropuerto de Cancún con las maletas llenas de recuerdos, perdió la vida a causa de una imprudencia letal ajena.
La noche del sábado, alrededor de las 22:00 horas, el destino de estos viajeros fue truncado a la altura del hotel Sirenis. Su transporte, un taxi de plataforma, fue embestido brutalmente por quien decidió que manejar bajo los influjos del alcohol era una opción válida.
La pareja viajaba en un Nissan Versa, contando los minutos para su vuelo, cuando una camioneta Toyota Hilux los impactó por alcance a exceso de velocidad. La violencia del golpe fue tal que la camioneta responsable salió proyectada, cruzó el camellón central, derribó un poste y terminó entre la maleza del carril contrario.
La escena para los equipos de emergencia fue devastadora. Entre los hierros retorcidos del vehículo compacto yacía sin vida el cuerpo de un hombre, turista, quien murió al instante tras quedar prensado. Su pareja, rescatada aún con signos vitales, luchó por sobrevivir, pero su corazón se detuvo minutos después de ingresar al hospital, incapaz de superar la gravedad de las heridas.
Mientras el conductor del taxi y el presunto responsable -quien manejaba la camioneta Hilux- sobrevivieron y se encuentran hospitalizados bajo custodia policial, la indignación social crece. El causante enfrentará cargos por doble homicidio culposo ante la Fiscalía General del Estado una vez que sea dado de alta.
Sin embargo, para la familia que esperaba a esta pareja para la cena de Nochebuena, no hay proceso legal que repare el daño. En la Riviera Maya, la combinación de alcohol y volante ha vuelto a cobrar el precio más alto: la vida de inocentes que solo querían regresar a casa.

