ALARMANTE sobrepeso infantil en Quintana Roo: entre comida chatarra y políticas alimentarias erradas sin bancos de alimentos de Hoteles y Restaurantes

Quintana Roo se encuentra entre los primeros lugares a nivel nacional en obesidad y sobrepeso infantil, según datos recientes de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Una realidad que no solo refleja una crisis de salud pública, sino también la consecuencia directa de un entorno alimentario dominado por productos ultraprocesados, tiendas de conveniencia y políticas asistenciales mal enfocadas.

Screen Shoot Conferencia Mañanera del Pueblo

En casi cualquier colonia, comunidad o cruce de avenida del estado es más fácil encontrar un OXXO que una frutería. Estas tiendas de conveniencia han proliferado aceleradamente, ofreciendo principalmente refrescos, frituras, pan industrializado y bebidas azucaradas. El acceso a productos frescos, agrícolas y de productores locales es prácticamente inexistente en estos puntos de venta, que por su cercanía y horarios extendidos, se han vuelto una fuente habitual de consumo incluso infantil.

Pero la problemática no se limita al sector privado. Los programas de apoyo alimentario del Gobierno de Quintana Roo distribuyen productos con alto contenido calórico y bajo valor nutricional, como pastas, harinas refinadas, cereales industrializados y productos con azúcares añadidos. Si bien se entregan como ayuda social, terminan reforzando hábitos alimentarios poco saludables en los sectores más vulnerables.

Según información de El Heraldo, el contenido del paquete del programa alimentario «Comemos tod@s» contiene: Lentejas, Frijoles Leche en polvo, Aceite de origen vegetal, Atún, Harina de maíz, Sopa de pasta, Sal, Avena, Puré de Tómate y Papel higiénico.

Productos del programa «Comemos Todos» del Gobierno de Quintana Roo

Los apoyos alimentarios no incluyen:

Frutas y verduras frescas

  • No hay fuentes de vitamina C, betacarotenos (vitamina A), ni antioxidantes naturales.
  • Esto afecta el sistema inmunológico, la vista, la piel y la prevención de enfermedades.

Proteínas frescas variadas

  • Solo se incluye una fuente animal (atún). No hay huevo, carne magra, ni derivados frescos.
  • Tampoco hay diversidad de fuentes de grasas saludables (ej. nueces, semillas).

Falta de alimentos frescos y vivos

  • Todo es enlatado o seco, lo que limita enzimas, fitonutrientes y compuestos bioactivos esenciales para una alimentación completa.

Ausencia de productos locales frescos

  • No se incluyen productos regionales como plátano, chaya, papaya, yuca, calabaza, huevo orgánico o miel.

Frente a este panorama, surgen preguntas urgentes: ¿por qué el gobierno no impulsa cadenas de distribución que integren alimentos frescos como frutas tropicales, legumbres o proteínas de producción local, como el huevo de gallinas orgánicas? ¿Por qué se sigue favoreciendo a grandes agroindustrias en vez de generar circuitos cortos de comercialización con cooperativas campesinas de la región?

BANCOS DE ALIMENTOS CON LA MERMA DEL SECTOR TURÍSTICO

Además, la crisis alimentaria y nutricional no puede enfrentarse sin la participación activa del sector turístico, particularmente de hoteles, cadenas restauranteras y operadores de servicios, que diariamente generan toneladas de merma alimentaria aprovechable.

De acuerdo con datos del Banco de Alimentos de México (BAMX) y organizaciones civiles que operan en la zona, en Cancún y la Riviera Maya se desperdician hasta 20 toneladas de alimentos diarios tan solo en complejos hoteleros. Gran parte de esa merma es apta para el consumo humano inmediato o puede ser utilizada para la operación de bancos de alimentos sustentables que sirvan como red de apoyo para comunidades en pobreza alimentaria. Sin embargo, por la falta de normativas claras, incentivos fiscales y mecanismos logísticos eficientes, este potencial sigue siendo desperdiciado.

Integrar al sector turístico a una estrategia de recuperación de alimentos y redistribución socialmente responsable no solo aliviaría el problema del desperdicio, sino que contribuiría a garantizar una alimentación más saludable y accesible para miles de niñas y niños de zonas marginadas.

La situación es crítica: en Quintana Roo, 1 de cada 2 niños presenta sobrepeso u obesidad. Esta condición los convierte en futuros adultos propensos a enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión o afecciones cardiovasculares. De no atenderse, esto se traducirá en una generación con menor capacidad productiva y una carga económica insostenible para el sistema de salud pública.

La transformación del modelo alimentario quintanarroense debe ser integral: educación nutricional, regulación del entorno alimentario, rediseño de los apoyos gubernamentales y aprovechamiento sustentable de recursos desperdiciados, con la participación de todos los sectores. El tiempo de actuar es ahora: por la salud de la infancia, por la justicia social y por el futuro económico del estado.

Por Redacción Realidades Quintana Roo, 7 de agosto de 2025

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