Columna: Pensamiento Crítico
El joven municipio de Tulum se estableció en la milenaria tierra maya homónima que se caracterizó por ser una Ciudad-Estado en el ocaso de la civilización mesoamericana.
Tulum se unió al boom económico de Cancún y de Playa del Carmen a comienzos del presente siglo (XXI), sin embargo, el crecimiento poblacional superó al programa de urbanización y a todo el ámbito institucional del Estado de Quintana Roo.
Tulum actualmente está conformado por diversos asentamientos irregulares que colindan con lujosos desarrollos turísticos e inmobiliarios. La especulación inmobiliaria y el sector de la construcción son parte intrínseca del acelerado crecimiento económico que se integran con el sector turístico.
La economía de Tulum en su totalidad depende del turismo y del sector inmobiliario. Los albañiles alquilan espacios temporales en las zonas irregulares y comparten espacio con los trabajadores que abastecen de servicios a los turistas.
La brecha entre clases sociales es radical en Tulum, en este Municipio coexisten turistas que pagan por lo menos 500 USD por noche en hoteles boutique frente a la playa, así como nómadas digitales que pagan rentas vacacionales de estudios por 3,500 USD mensuales. En este escenario coexisten trabajadores mexicanos que perciben salarios de 400 USD mensuales y sobreviven por medio de las propinas en una economía totalmente gentrificada.
La Gobernadora Mara Lezama recientemente inauguró la primer universidad pública en el Municipio de Tulum, muestra del atraso en infraestructura social que impera en Tulum.
Desde el sexenio de Carlos Joaquín se permitió que Tulum se convirtiera en un destino de fiestas de música electrónica vinculadas al consumo de drogas duras. Las largas jornadas hasta el amanecer de música techno son acompañadas por el uso de estupefacientes.
El consumo de drogas está permitido de facto en Tulum al permitir la proliferación de fiestas-conciertos de música electrónica como parte del modelo turístico.
Los lugares utilizados para las fiestas no cuentan con infraestructura sanitaria para la organización de eventos masivos. Se colocan baños móviles, sin embargo, son insuficientes y dejan en evidencia la poca regulación por parte de las autoridades para la organización de dichos eventos masivos.

La violencia en Tulum está intrínsecamente ligada a los ingresos económicos del narcotráfico. En Tulum operan mafias internacionales que están presuntamente vinculadas con la agenda de los DJ más renombrados que llegan a los festivales al Caribe Mexicano.
El asesinato del Capitán Rodríguez Bautista es resultado del empoderamiento de los grupos criminales con altas fuentes de financiamiento que se traducen en recursos humanos y armamento ligadas al turismo de drogas.

Ante este complejo escenario existen 2 posibles rutas para abordar la crisis de seguridad en Tulum, una, es continuar la militarización de la estrategia de seguridad y la otra es la legalización del comercio y consumo de drogas para su posterior regulación y abastecimiento, situación similar a las Ciudades de Ámsterdam o Lisboa, Portugal donde se realizó dicho cambio jurídico.
El FBI emitió una alerta a los ciudadanos estadounidenses al visitar Tulum por considerarlo como un lugar “violento”, susceptible a “plagios” y “fraudes” para los turistas.
El discurso oficial de las autoridades mexicanas es abatir las causas que generan la marginación y generar oportunidades para los jóvenes, de tal forma que no se integren a las filas de narcotráfico, sin embargo, la inacción jurídica del Estado promueve una simulación institucional que termina siendo disruptiva con la realidad.
No es coherente autorizar la organización de eventos de música electrónica y a la vez tratar de erradicar el consumo de drogas. Recientemente el Festival “After Life” anunció que cancelaba su evento en la Ciudad de México por problemas para obtener los permisos gubernamentales con las autoridades capitalinas a diferencia de Quintana Roo donde se entregan a beneplácito permisos que han convertido a Tulum como sede internacional de dichos eventos.

A modo de síntesis, Tulum requiere de una estrategia de seguridad que afronte ser un destino mundial y por lo tanto logre adecuar el marco jurídico, o seguir actuando de manera fallida sin atender las causas de un turismo internacional que demanda drogas en una sociedad de mercado que funciona a través de la oferta y la demanda en un contexto de altos índices de marginación y bajos salarios.

